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Masaje Terapéutico en el Deporte: Ingeniería de la Recuperación y el Rendimiento

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El masaje deportivo es una disciplina especializada que trasciende la simple relajación muscular. Es una herramienta esencial dentro de la fisiología del rendimiento, actuando como un componente crítico en la prevención de lesiones y la optimización de la recuperación atlética. Comprender su aplicación es fundamental tanto para atletas de élite como para aficionados.

La intervención del masaje en el deporte se divide en tres fases principales: pre-evento, post-evento y mantenimiento. El masaje pre-evento es corto, rápido y estimulante. Su objetivo principal es aumentar el flujo sanguíneo local (hiperemia), incrementar la temperatura muscular y despertar el sistema neuromuscular. A través de técnicas como la percusión y la fricción rápida, se prepara el músculo para el esfuerzo máximo, mejorando la elasticidad y reduciendo el riesgo de distensiones o roturas fibrilares.

Por otro lado, el masaje post-evento es de naturaleza sedante y tiene como objetivo principal acelerar la recuperación fisiológica. Durante el ejercicio intenso, los músculos acumulan desechos metabólicos, siendo el ácido láctico uno de los principales. Las maniobras de amasamiento y drenaje ayudan a movilizar estos subproductos, facilitando su eliminación por el sistema linfático. Esto reduce la inflamación y el dolor muscular de aparición tardía (DOMS). Además, un masaje post-esfuerzo ayuda a devolver el músculo a su longitud de reposo, evitando la rigidez que se produce al finalizar la actividad.

La fase más importante, sin embargo, es el masaje de mantenimiento o correctivo. Esta aplicación regular se centra en identificar y tratar desequilibrios crónicos, zonas de hipertonía o microtraumatismos antes de que se conviertan en lesiones mayores. Técnicas profundas como el Masaje Transverso Profundo (Cyriax) o la liberación miofascial son cruciales aquí para romper las adherencias y cicatrices internas que limitan la movilidad y restringen el rendimiento. Al mantener la longitud y la flexibilidad óptimas de las fibras musculares y el tejido conectivo, el atleta puede alcanzar un mayor rango de movimiento y una ejecución técnica más eficiente.

El impacto es también neurológico: al reducir el tono muscular excesivo, se mejora la comunicación neuromuscular. Un músculo que no está constantemente tenso es un músculo más rápido y reactivo. Por lo tanto, el masaje deportivo es una ingeniería de la eficiencia, asegurando que la máquina atlética esté siempre calibrada para rendir al máximo y recuperarse de la forma más veloz posible.

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